La entidad es epicentro de
todas las actividades culturales, artísticas, pedagógicas, musicales y de
entretenimiento. Una mirada a otros
actores del bienestar de este municipio del suroccidente colombiano.
Por Carlos E. Osorio
Desde las 9 de la mañana, casi todos los días, con excepción del domingo, en el salón principal y en los recintos anexos, vibran la música de cuerda y de viento, se escucha la percusión, se visualizan las pinturas, se enseña modelaje infantil y juvenil, ensayan los grupos musicales recién conformados, hay “aerorumba” para niños, jóvenes y adultos y hasta revolotean las palomas en lo alto de la edificación aún sin terminar.
Sin embargo, la terminación del edifico, que será modelo en el Valle del Cauca, según los planos y diseños, quedó garantizada por el Ministerio de Educación, que aprobó y garantizó un presupuesto de 1.200 millones de pesos.
Su fundación
La entidad fue fundada el 6 de agosto de 1976 por líderes comunitarios como Diego Viáfara, Julio César Gaviria, Humberto Vidal, Enrique Micolta, Faiber Cuervo y Víctor Hugo Sánchez, quienes serán objeto de un reconocimiento oficial el próximo 16 de noviembre en la Biblioteca Municipal.
Papel Periódico, exalta la labor que cumplen tres instructoras de “aerorumba”, un reconocido profesor de danzas folclóricas y una estudiante universitaria y de guitarra habitante de la zona rural.
Marta Cecilia Valencia, Patricia Lozano y Liliana Murillo son las instructoras de la “aerorumba” en la Casa de la Cultura , programa que todos los lunes y viernes, a partir de las seis de la tarde, divierte a niños, jóvenes y adultos mayores por intermedio del deporte.
A esa hora comienzan los ejercicios al ritmo de buena música salsa, de la que hace bailar hasta los paralíticos. Por invitación del director de la institución, José Rubio, la “aerorumba” comenzó hace 10 meses con 30 alumnos y hoy el número se acerca a los 100 asistentes.
Las tres monitoras trabajan gratis, pues a pesar de que les prometieron un salario mensual, la Alcaldía no ha podido cumplirles económicamente por los problemas presupuestales.
¿Quiénes son?
Marta Cecilia Valencia. Lleva 10 años en el gimnasio, tiene como objetivo lograr que el alcalde Pimentel apruebe la cátedra de aeróbicos en la Casa de la Cultura tratando de vincular a los jamundeños por medio del baile y su misión es crear un estilo de vida saludable a través del deporte con una diversión sana.
Sostiene que quiere contribuir a la labor social utilizando el deporte, el cual le gusta demasiado, porque es salud y se puede realizar en cualquier edad, y trabaja con la salsa porque “es un ritmo típico del Valle y permite un método fácil y divertido, lo que hace que todas las personas se entretengan y realicen una actividad cardiovascular”.
Patricia Lozano. Nació en Ibagué, es instructora internacional de “aerorumba” desde hace siete años, cinco de ellos en Ecuador, dice que su misión es crear un espacio para la recreación y diversión de la comunidad, y su objetivo promover la actividad física entre el adulto mayor y empezar a crear cultura deportiva en los jóvenes.
Liliana Murillo. Nació en Cartago, es monitora de “aerorumba” y es docente de preescolar en Jamundí. Sobre su profunda relación con el gimnasio admite que “me gusta, ha sido parte de mi vida, me llena y me encanta interactuar con las personas.
Su objetivo es incentivar a las personas a que dejen el sedentarismo y logren una buena salud física. Su comienzo con los ejercicios los califica como una etapa dura pero después “se convierten en una necesidad. “En la Casa de la Cultura me siento muy chévere porque hay motivación de la gente, interactúa”.
Aprovecha la delgadez de su contextura corporal para dedicarse a danzar las horas que quiera y hacer bailar a sus alumnos, que lo siguen como si fueran sus ángeles guardianes. Es profesor de danzas, baila desde los 15 años, a los 17 tomó el grupo del colegio Litecom y a partir de ese momento se dedicó a la investigación y difusión del folclor en las diferentes instituciones educativas.
Tiene como meta difundir y transmitir los conocimientos dancísticos de las distintas regiones del país, desde el año 2000 hace parte del programa de danzas folclóricas por parejas, creado por el profesor Álberto Londoño, con el cual representó al Instituto Popular de Cultura en el ámbito nacional. Consiste en representar las danzas con una sola pareja pero con una mayor proyección en la parte escénica.
Logros
Actualmente dirige el grupo Manglares y baila en pareja con Paola y su hija Diana Marcela. En el plano internacional participó con María del Mar García en el Festival Internacional del Joropo y del Zapateo en 2005, y un año después estuvo en el Festival del Agua en Esmeraldas (Ecuador).
Su proyección es conformar la Escuela de Danzas de Jamundí, con un nivel internacional, “capaz de difundir las danzas de nuestra región y compartir mis conocimientos con niños y jóvenes para conservar la tradición”.
Vive en el corregimiento de Potrerito, pero esa situación no ha sido obstáculo para que Jennifer Bastidas, a sus 22 años, esté a punto de graduarse como licenciada en Ciencias Naturales en la Universidad del Valle y asista puntualmente a sus clases de guitarra en la Casa de la Cultura de Jamundí.
Por ese motivo es una de las más consentidas por sus compañeros de clase de guitarra y, por supuesto, del profesor Juan Carlos Sierra, director de la Escuela de Música de la Casa de la Cultura. Compró la primera guitarra hace cuatro años. Empezó a aprender con tutoriales (bajados de la internet), y libros de música, aprendiendo lo básico, los acordes.
Grupo musical
“Desde pequeña me ha gustado mucho la música y no había tenido la oportunidad de aprenderla”, dice, pero la Casa de la Cultura le abrió las puertas y allí se le observa muy dedicada todas las tardes, estudiando las notas del pentagrama. Tiene como objetivo inmediato continuar haciendo parte del grupo “Tierra de Aguas”, perteneciente a la Casa de la Cultura , el cual se dedica única y exclusivamente a la interpretación de música colombiana e instrumental. “La Casa de la Cultura me ha ayudado a corregir y aprender y ha permitido conseguir experiencia”, agrega la futura licenciada digna representante de la zona rural de Jamundí.
Para tener en cuenta:
$1.200 millones apropió el Ministerio de Educación para terminar la construcción de la Casa de la Cultura.
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