La institución, a pesar de sus extremadas limitaciones económicas, sigue siendo el espacio bandera para apoyar a niños, jóvenes y adultos en sus aspiraciones artísticas y culturales.
Por: Carlos Eduardo Osorio
Han pasado 14 meses de la administración del alcalde
Jhon Fredy Pimentel y los 15 instructores prometidos para las diversas
actividades artísticas, musicales, pictóricas, bailables y culturales, no han
podido ser contratados por la crítica situación financiera del municipio, según
las versiones oficiales. Sin embargo, muchos monitores, que han trabajado desde
hace unos 15 años avalados económicamente por la Alcaldía , decidieron en
una manifestación altruista colaborar gratuitamente con la Casa de la Cultura , para atender a
las decenas de niños, jóvenes y adultos que quieren aprender un arte. Por esos
todos los días hay clases de piano, de guitarra, de vientos, de pintura, de
danzas, en fin…
El reto que tiene el director del organismo, José
Rubio, es demasiado grande y sus allegados no necesitan preguntarle
directamente para darse cuenta de que sus angustias son permanentes, sus
dolores de cabeza constantes y sus gestiones ante las esferas gubernamentales a
veces infructuosas. El director de la Escuela de Música, Juan Carlos Sierra, el único
instructor en nómina oficial, labora sin descanso hasta los domingos para poder
cumplir con todas las solicitudes culturales de los menores de edad que quieren
aprender a tocar piano o guitarra.
Expectativa
Desde el año pasado, el Ministerio de Cultura aprobó
una partida de 3.200 millones para terminar la construcción del edificio de la Casa de la Cultura , según los planos,
uno de los proyectos más ambiciosos del Valle del Cauca. Las obras deberán
comenzar en abril, según una comisión evaluadora del gobierno nacional que
estuvo analizando hace dos meses los diseños y confrontándolos con la
estructura actual. La intención es contar con los espacios adecuados para
seguir con el proceso de la consolidación de artistas, dignos embajadores del
municipio, como ha ocurrido hasta este momento, aunque sea con las uñas.
VOZ JUVENIL PARA LA MELODÍA RELIGIOSA
A sus 17 años, Karen Ramos es una de las vocalistas
preferidas de la Casa
de la Cultura.
También le gusta interpretar la guitarra. Por sus cualidades
como cantante fue seleccionada como la representante de Jamundí en el VIII
Festival de Música Latinoamericana “Hernando Trujillo”, realizado en diciembre
pasado con la presencia de agrupaciones de prestigio internacional, entre ellas
Villamarka, de Ecuador. El instrumento
de cuerda le llama la atención porque “produce una melodía muy hermosa” pero
cantar, en especial música religiosa, es su desvelo cotidiano. “Soy cristiana y
cómo no cantarle al Ser que me ha dado la vida y este talento, además es música
que transmite paz y les da un mensaje positivo a las personas”, dice.
Sobre su inclusión en el Festival asegura que fue una
experiencia agradable y maravillosa, pues era la primera vez que se presentaba
en un espectáculo de esa magnitud. A la par con sus estudios secundarios se
especializa en rehabilitación física y tiene como objetivo profesional la
fisioterapia o la psicología.
Por su formación religiosa no se cansa de repetir a
sus compañeros y amigos que “los deleites de este mundo son pasajeros;
en el momento estás contento, feliz, pero tu tristeza no se acaba.
Por eso los invito a que busquen de Dios, que no pierdan el tiempo en los
vicios, las drogas, y que saquen tiempo para aprender un arte o lo que más les
llame la atención”.
SU PASIÓN: EL CLARINETE Y
LAS CIENCIAS NATURALES
Es licenciada en Ciencias Naturales y Educación
Ambiental de la
Universidad del Valle. Eliana Rivera Sierra tiene 23 años.
Desde los 5 ingresó a la Casa
de la Cultura
y durante 13 años se dedicó al aprendizaje de instrumentos de viento,
preferiblemente clarinete y saxofón. Tuvo que comenzar con los talleres de
iniciación musical, como todos los estudiantes, sin excepción, a pesar de que
es la sobrina del director de la
Escuela de Música, Juan Carlos Sierra.
Su ascenso fue sorprendente: pocos años más tarde era
monitora de música de la Casa
de la Cultura ,
a los 11 dictaba clases de clarinete y después fue integrante de la Banda Adelmo Rusca,
donde a pesar de su juventud era la escogida para interpretar este instrumento.
Como integrante de la orquesta femenina caleña “Chicas madera” fue la encargada
de hacer vibrar las notas del saxofón tenor. En la actualidad es profesora de
Ciencias Natrales del colegio Senderos. Está convencida de que su anhelo es
consolidarse en la música y en las ciencias naturales y que “la Casa de la Cultura les enseña a los
niños y a los jóvenes a realizarse como personas y a tener visión en la vida”.
Su mensaje a la juventud: “dedicar el tiempo libre a la música o al arte para
que no tenga espacios para la maldad, y ese espacio lo tiene la Casa de la Cultura ”.
COMPOSITOR OBSESIONADO POR LA MÚSICA AUTÓCTONA
Se autodefine como operador musical y guitarrista.
Francisco Fernando Zapata (Franfer), 29
años, es bachiller del Colegio Central, de Jamundí, y estudió guitarra clásica
y composición en el Instituto Popular de Cultura (IPC). Su primera composición
fue el pasillo Margoth, dedicado a su profesora de matemáticas, Margarita Vega.
“Desde niño me dejé impresionar por la grabación de temas musicales, como
“Resolución papayera”, de Reynaldo Cuenca, a la que se le hizo archivo sonoro,
además de cuatro temas con la agrupación Tierra de Aguas, del músico Juan
Carlos Sierra. Admite que su objetivo es mostrarles a los jóvenes “las
expresiones musicales autóctonas, antes que las extranjeras. Sin embargo, tiene
como misión clara realizar un montaje para participar en festivales importantes
de música colombiana, como el “Mono Núñez”, de Ginebra.
En la actualidad está concentrado en hacer arreglos
de guitarra y flauta traversa (clásica). Su recado es sencillo: “Expresarse
musicalmente teniendo en cuenta los ritmos, sin dejar perder la tradición
musical del país”.
DIANA ALICIA ESCOBAR
DEL CLARINETE A LA MEDICINA
Diana Alicia Escobar, estudiante de medicina en
Para destacar: “La Casa de la Cultura es el sitio de formación ideal para los
jóvenes que quieren algo diferente para su vida”. 3.200 millones de pesos asignó
el Ministerio de Cultura para la terminación de la Casa de la Cultura de Jamundí, obra
que se encuentra paralizada desde hace seis años y que debe reiniciarse en
abril.
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